Tu corazón palpitaba por cada ola que produce el mar, tus
cabellos fueron cerrojo del vivo lucir de esa tarde. No olvido ese
instante que tu rostro blanco adornaba mis ojos sin producir parpadeos, nublados, segados por tu brillo, reían, gritaba
por placer y manifestaron que eras algo, un porqué de la infinita belleza y
una definición casi del paraíso. Mis pensamientos
sordos tocaron tus labios, bebí, tome tu mano y pude saltar
de constelación a constelación, jamás imagine que una tono rojo
me dio la vida, ese color que cualifica tu silueta en
cada rincón de tu cuerpo. Tómame, y con
cada fracción de mi creación, inspire un soplo y
yo construiré tus piezas para hacerte feliz. Era un día sin cicatrices o heridas, era yo
dentro de un circulo en el alma, mi amor se alejaba de la soledad, había
quien y el porqué de mi despertar con sueños a un paso de caer en las redes de
la pasión, era de noche y en un momento de tu
mirada, había frío y ardía mas la esperanza de mi
piel encajada en tus pensamientos, parecía un cuento de
tocarnos y lamernos la vida para sabernos sin conocernos, yo me desvanecí
en tus manos aunque de lejos solo podía aspirar a ser de ti un misterio, tú me
mostraste un alma ilimitada de todo sentir y me enamore de ti. Tú un sueño
sin soñador capaz de darte vida mas allá del despertar, yo un soñador
que al encontrar su sueño ya no quería volver a la vida de una
sola realidad, contigo me llene las manos de belleza que para ti pintada lo que
veía, por ti me vacié al mundo para llenarme de eso
que ardía y me hacías sentir, amor que de mi
vida aprendió a morir para nacer día a día por tu existir, tormento que
abofeteo la cara de mi destino explosivo y temeroso de poder amar, sin decir mucho
tu silencio se adueñó del negro ser de mis ojos mudos y me enamore
de ti.
jueves, 20 de diciembre de 2012
martes, 11 de diciembre de 2012
Carolina Acevedo
Magicas y superficies pentagoricas de tu alma, emprendedora de pasion y colores cortos, transparante como el cielo pero tan azul como tu corazon, divisora como el agua pero perfecta como el sol, asi' es como paso todo, como una gota golpeo' directamente mis sentidos, asi es como un puntada de tus dedos dieron un principio, tu nombre tras tu creacion, tu naciemiento antes del universo, tus labios pronunciandome y tu identidad marcada en mi brazo. Carolina Acevedo.
alli estaba ella . Desnuda , toda . como si acabara de salir del vientre de su madre . perfecta ,lubrica por defecto,tectonica , ardiente. Su piel parecia brillar, tersa , como el marmol trabajado, como la piedra pulida , como la roca hecha mujer. Sus curvas contenian sus formas . Caderas, muslos, todo en proporcion abundante, profusa, como un fruto en la plenitud de su madurez , como un astro que resplandece con fulgor propio en medio de un universo oscuro. Sus extremidades blancas , pulcras como las del angel asexuado. Sus manos borrosas , de muchos dedos , de muchas caracias , sedientas de otra piel y de otras manos igual de profundas. sus piernas como mastiles perfilados elevados en medio de todos los oceanos, perfectas , erguidas como animales majestuosos pero quietos, acechantes, guardianes de la calidez universal, del sexo arboreo , rodeado de petalos, nectares y mieles . Rodillas inmoviles que no conocen la sumision impuesta y ordenada , muslos bienhechores , pies agiles y livianos , de pasos seguros que besan la tierra por donde caminan . El vientre llano , ajustado , vasto y desertico como una extension inmensa de polvillo blanco que no pesa nada .
Alli estaba ella y con monton de hojas y lapices , hacia trazos , borraba , tachaba y empesaba de nuevo. Tu cabello es un nuevo Poema .
1000 lágrimas
Déjame ser el dulce consuelo de tu amargo corazón,
déjame demostrar todo mi amor,
no temas, no escapes de mi pequeño manantial
lleno de un sincero amar y calor,
déjame bañarte con esa agua pura
que se deslizará por la sombra de tu pesar
llevándote a una primavera absoluta,
llenándote de una gran felicidad.
Torrente
Torrente.
Nuestro cuerpo sumergido bajo metros de sangre en la absoluta oscuridad; los huesos como formas coralinas en las que se refugian peces diminutos como células recuerdos ancestrales flores rojas que nunca han visto el sol sin derramarse y cadenas de tiempo que nos atan a este momento.
lunes, 10 de diciembre de 2012
CIORAN, MI CATEDRA DEL INFIERNO
CIORAN, MI CATEDRA DEL INFIERNO
He venido no más a ser triste, a parecerlo en todas partes.
Como esas cosas que se agotan.
Que llevan grietas en la espalda.
He venido no más a terminar de romperme.
He venido no más a ser triste, a parecerlo en todas partes.
Como esas cosas que se agotan.
Que llevan grietas en la espalda.
He venido no más a terminar de romperme.
A llorar en lágrimas secas y a recostarme un poco en la pobreza.
Porque todo lo que se ama, se lleva como una lápida en el alma.
Como una piedra de dos caras. Todas siniestras.
He venido, en fin, no para recoger los pedazos, sino para tenderme suavemente sobre ellos.
Porque todo lo que se ama, se lleva como una lápida en el alma.
Como una piedra de dos caras. Todas siniestras.
He venido, en fin, no para recoger los pedazos, sino para tenderme suavemente sobre ellos.
La vida y yo.
Había una vez un pasado, es decir, un lugar y un momento donde era justo pensar para qué. Luego vino el giro del mundo, ese mismo giro que ya antes había creado otro pasado, otro presente y otro futuro. Existió la costilla de Adán y la uña miserable del paraíso. Pero ese cuento ya lo abortamos. Un día como este y como mañana, se creó un abismo: un lugar y un momento donde es justo pensar para qué. Y donde, dolorosamente, tampoco hay respuesta.
Entonces pregunto ¿Para qué me pregunto para qué si al final sigo sumergido en esa pausa nauseabunda que la existencia define como instante y que yo llamo dolor?
Alturas y Huecos.
Hay ciertas cosas de mí que me molestan.
Ser un marsupial que nació ciego
y que teme salir de la bolsa;
no llegar a las tetas oscuras del tabaco,
resbalar y no caer.
Hay ciertas cosas de ti que amo.
Tu propensión a ser mía siendo tuya.
El esplendor de tu cuerpo
bellamente dosificado
en gotas de sexo.
El domingo es un techo corredizo.
Debajo de él
todo es un estanque sin ranas,
un sonido emitido por un tambor apolillado.
Hay ciertas cosas que nos hacen.
La ciudad y la no ciudad.
Los espacios que negamos
para pertrecharnos desnudos
frente al ventilador
y no saber nada
porque sabemos todo
o todo lo tenemos
porque dentro de esa nada
habita un absoluto.
Hay una forma rotunda de averiguar
en dónde estamos
y cuando cierras los ojos y yo los cierro
aparecemos.
De ahí el tacto, o este respiro.
Mientras tanto
no me canso
de invocarnos.
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