He venido no más a ser triste, a parecerlo en todas partes.
Como esas cosas que se agotan.
Que llevan grietas en la espalda.
He venido no más a terminar de romperme.
A llorar en lágrimas secas y a recostarme un poco en la pobreza.
Porque todo lo que se ama, se lleva como una lápida en el alma.
Como una piedra de dos caras. Todas siniestras.
He venido, en fin, no para recoger los pedazos, sino para tenderme suavemente sobre ellos.
Porque todo lo que se ama, se lleva como una lápida en el alma.
Como una piedra de dos caras. Todas siniestras.
He venido, en fin, no para recoger los pedazos, sino para tenderme suavemente sobre ellos.
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